Eucaristía y solidaridad


PALABRA Y VIDA (Domingo, 10/06/2012)

En este domingo de la solemnidad del Corpus Christi se inicia en Dublín (Irlanda) el 50 Congreso Eucarístico Internacional, que se clausurará el próximo domingo día 17 de junio. Será un congreso algo especial, ya que se trata de la edición número 50 --nuestra Archidiócesis de Barcelona acogió la número 35, en el año 1952- y además coincide también con el 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, que se celebrará el próximo 11 de octubre.

El lema elegido para este evento, inspirado en la Constitución sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II, dice así: "La Eucaristía: comunión con Cristo y entre nosotros". Por eso, teniendo en cuenta la situación de crisis prolongada y grave que estamos viviendo, y que coincidiendo con la fiesta de Corpus se celebra el Día de la Caridad, quisiera recordar la actualidad y la urgencia del tercero de los objetivos de nuestro Plan Pastoral Diocesano, así formulado: "La solidaridad, expresión de nuestro amor y de nuestra fe".

Un objetivo del anterior Plan Pastoral era crecer en la solidaridad ante la crisis económica. Creemos que este objetivo se alcanzó en gran medida, pero la crisis económica sigue persistiendo aunque aumentemos las iniciativas de ayuda a los que más padecen sus consecuencias. Por ello se consideró oportuno, por unanimidad, que este objetivo continuara en el nuevo Plan Pastoral, que estamos aplicando actualmente.

Como dije en la carta pastoral Nueva evangelización y solidaridad, me complace agradecer el aumento de solidaridad por parte de las parroquias, de Cáritas y de otras instituciones eclesiales y de muchísimas personas que, como voluntarios y donantes, han hecho y hacen más leve el sufrimiento de muchas personas y familias.

La cifra de más de cinco millones de parados de nuestro país es un dato terrible, que revela la gravedad de la situación. De manera especial es alarmante el paro juvenil, que supera entre nosotros el 50%. Somos conscientes de la complejidad de la situación actual y de que son necesarias reformas estructurales. Hay que aprender la lección de la crisis para lograr superarla y evitar que se repita.

Pero mientras los cristianos no podemos permanecer inactivos y debemos procurar trabajar en nuestros ambientes para crear redes de solidaridad y sensibilizar a las personas que forman parte de la Iglesia para que demos ejemplo evangélico de austeridad, de hermandad y de amor fraterno. Se puede afirmar que estas redes solidarias no resuelven las causas y los problemas de fondo que han provocado la crisis. Sin embargo, es cierto que estas iniciativas de la sociedad civil --y entre ellas las de Cáritas y otras instituciones de la Iglesia- ayudan a unas personas concretas. Y esto es ya una realidad y un factor positivo. Será siempre verdad lo que dice el dicho popular: "Quien hace lo que puede, no está obligado a más".

No dejemos de hacer aquello que esté a nuestro alcance. Esta es la voluntad que mueve a Cáritas, a sus trabajadores, a sus donantes, a sus voluntarios. Los cristianos estamos llamados a repetir los mismos gestos de amor y de servicio que Jesús hacía cuando pasó por el mundo haciendo el bien. Desde los primeros tiempos de la Iglesia, como nos recordó el Concilio Provincial Tarraconense, la celebración de la Eucaristía ha estado unida a la solicitud por ayudar a los más pobres y marginados. La situación social en este Corpus Christide 2012 nos invita a unir estrechamente la celebración de la eucaristía con los gestos de solidaridad.


† Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona