La familia en tiempos de crisis



PALABRA Y VIDA (Domingo, 16/12/2012)

En torno a la Navidad y a la fiesta de la Sagrada Familia, la Iglesia celebra la Jornada de la Familia y la Vida, para poner de relieve los valores de la institución familiar, entre los que destaca que la familia es el lugar donde la vida humana es acogida y protegida. En nuestra diócesis de Barcelona, este año celebramos esta jornada en este tercer domingo de Adviento, ya próxima la Navidad, con una misa hoy por la tarde en la basílica dela Sagrada Familia. En sintonía con el Año de la Fe, hemos escogido como lema estas palabras: "Familia, crece en la fe". En esta misa acogemos también con gozo a los matrimonios que celebran los 25 o los 50 años de vida matrimonial para felicitarles y dar gracias a Dios con ellos.

Una de las razones por las cuales la familia merece ser protegida por los ciudadanos y por las administraciones es el papel que desempeña en una situación de crisis económica como la que estamos viviendo actualmente. Son muy diversas las funciones de la familia, unas son de siempre y otras las está asumiendo a causa de la crisis.

La crisis por desgracia se prolonga. Los jóvenes tienen muchas dificultades para encontrar trabajo. Las familias han de hacer cuentas con unos sueldos más reducidos y unos costes crecientes. Para muchos este es un tiempo de recortes y de sacrificios, unos sacrificios para los que la situación de los últimos años no nos había preparado. Todo lo contrario. Por esto se ha dicho que es cada vez más difícil constituir y sacar adelante una familia.

Las familias pagan un precio muy elevado por la crisis. En la actual situación, la familia se convierte en un gran recurso por su capacidad de ayuda y de solidaridad efectiva, sobre todo con los jóvenes que no encuentran trabajo.

En nuestro país se ha invertido muy poco en la familia desde las instancias políticas, considerando que ésta ya tenía vida propia, cuando en realidad se la ha dejado con frecuencia desprotegida, y en otros casos ha sido incluso atacada.

Los vínculos familiares son prioritarios para muchos de nuestros conciudadanos y la familia es muy valorada. Efectivamente, la familia es una riqueza social en muchos aspectos y es un gran factor en la construcción del bien común social. En una sociedad en la que todo se compra y se vende, en la que todo tiene un precio, la familia es el ámbito más expresivo de la gratuidad de los afectos, de los vínculos, del don, de la certeza de una solidaridad efectiva cuando las personas pasan por situaciones penosas que las ponen al borde de una verdadera exclusión social.

Pero esta riqueza -- es sabido que la gratuidad es una gran reserva de humanidad- no crece o se reproduce por sí misma, sino que necesita de unas políticas que la sostengan y le faciliten el cumplimiento de sus funciones.

En resumen, la familia, que es un factor decisivo para el bien común de una sociedad, es todavía una asignatura pendiente en el ámbito de las medidas políticas. En un tiempo en que faltan los recursos monetarios y en que se han de recortar las inversiones en las políticas sociales, la política a favor de la familia tendría que ser una prioridad.


† Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona