PALABRA Y VIDA (Domingo, 26/08/2012)
El segundo objetivo del Plan Pastoral de la archidiócesis de
Barcelona es acoger a los que vienen a nuestras parroquias, en especial a los
que acuden para pedir los sacramentos de la iniciación. Bueno es preguntarnos
qué imagen damos como Iglesia en esta actuación.
Se da la circunstancia de que dos organismos colectivos de
nuestra Iglesia diocesana, el Consejo Presbiteral -integrado por sacerdotes,
tanto diocesanos como religiosos- y el Consejo Pastoral Diocesano –en el que
también están presentes los laicos, hombres y mujeres-, han dedicado sus
últimas reuniones al tema de la acogida pastoral.
Al inicio de toda acción pastoral hay algo que es muy
importante: la acogida, que puede condicionar de algún modo todo lo que vendrá
después. El acogedor debe mirar a las personas con una mirada de amor y con una
actitud como las que indican las palabras de Jesús: “No he venido a condenar al
mundo, sino a salvarlo.” Por ello hay que descubrir, valorar, agradecer y celebrar
la presencia y la obra de Dios en cada persona que es acogida por la Iglesia.
Y así en todos los campos o en todos los temas que muevan a
las personas a personarse en su parroquia. No obstante, el campo pastoral que
exige mayor actitud de acogida y que presenta más dificultades para los
presbíteros y catequistas es el de la pastoral sacramental. Hoy ya no es tan
acentuada entre nosotros la tensión de los años postconciliares entre
evangelización y sacramentalización. Hemos ido descubriendo que no debe haber
tensión sino complementariedad entre estos dos conceptos y sus aplicaciones.
Sin embargo, todavía se hacen peticiones de celebraciones de
los sacramentos sin las motivaciones de fe y eclesiales necesarias. Lo cual
muchas veces es motivo de insatisfacción para los pastores y los laicos
–hombres y mujeres- que en número cada vez mayor colaboran en la catequesis y
en la acogida de los padres y madres que piden bautizar, confirmar o celebrar
la primera comunión de sus hijos e hijas, y también de los que colaboran en la
acogida de los novios que quieren casarse en la Iglesia.
Tal como se dijo en la sesión de trabajo de los dos consejos
diocesanos que he citado, en todos estos casos es necesario acentuar la actitud
de acogida, de diálogo y, sobre todo, de amor para con los que vienen
requiriendo un sacramento, manteniéndonos fieles a las exigencias de la
pastoral sacramental. No siempre podremos conceder todo lo que nos pidan. A
veces deberemos decir no, pero siempre con actitud de diálogo, teniendo en
cuenta que la verdadera acogida comporta una aceptación mutua, en la que cada
parte se interpela para anunciar y hacer cambiar la propia visión. El lenguaje,
en estos casos, es también muy importante.
Una catequista, en la reunión del Consejo Pastoral Diocesano,
dijo unas palabras llenas de sentido común y de buen sentido pastoral: “Muchas
de las personas que quieren recibir los sacramentos no tienen suficiente
formación religiosa. Pero se deben aprovechar estos momentos para evangelizar,
con un uso apropiado del lenguaje: llano, breve y cordial. Es necesario que se
vayan con ganas de volver.”
La incultura religiosa y la gran diversidad de situaciones
religiosas de las personas que acuden a nuestras parroquias, y también a las
otras obras e instituciones de la Iglesia, requiere una acción de acogida que
hoy día se encuentra con situaciones nuevas, que convierten la acción pastoral
actual en algo muy complejo. No obstante, quisiera reconocer que en la práctica
pastoral nuestras comunidades cristianas están dando una imagen de una Iglesia
que es Madre y Maestra, y que también es cada vez más acogedora.
† Lluís Martínez
Sistach