Con este comentario quisiera comunicar una iniciativa para el año que hemos empezado: la celebración en Barcelona de un Congreso internacional de Pastoral en las Grandes Ciudades, que ya está en una fase bastante avanzada de programación. Es un evento que se realizará en Barcelona durante este año, pero que tendrá un alcance internacional.
Siempre he pensado que los pastores de las grandes ciudades deberíamos ayudar más. Durante las congregaciones generales previas al cónclave, hablé de ello con el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de una gran ciudad –Buenos Aires–, y coincidimos en este interés y preocupación. Un primer paso, previsto para el próximo mes de mayo, será un congreso de sociólogos, teólogos y expertos en la acción pastoral sobre cómo hacer presente el Evangelio y la Iglesia en las grandes concentraciones urbanas.
Después de escuchar a los expertos, vendrá el segundo paso: un encuentro de los arzobispos y obispos de una treintena de grandes ciudades de todo el mundo para reflexionar especialmente sobre las maneras de aplicar a la vida práctica las orientaciones que nos hayan propuesto los expertos.
¿Qué pretendemos con esta iniciativa? Sencillamente, mejorar la vida cristiana en las grandes ciudades. Sabemos que el tema ha preocupado siempre a nuestro Santo Padre Francisco, desde los años en que fue obispo auxiliar primero y arzobispo después de una gran concentración urbana, conocida como el gran Buenos Aires. En la audiencia que me concedió el 6 de septiembre pasado, me dio un informe sobre esta tema que le habían enviado desde Buenos Aires y que me guardaba pensando en nuestro congreso. Una prueba de este interés del Santo Padre es lo que dice en los números 71 a 75 de su Exhortación apostólica titulada La alegría del Evangelio.
¿Qué pretendemos con esta iniciativa? Sencillamente, mejorar la vida cristiana en las grandes ciudades. Sabemos que el tema ha preocupado siempre a nuestro Santo Padre Francisco, desde los años en que fue obispo auxiliar primero y arzobispo después de una gran concentración urbana, conocida como el gran Buenos Aires. En la audiencia que me concedió el 6 de septiembre pasado, me dio un informe sobre esta tema que le habían enviado desde Buenos Aires y que me guardaba pensando en nuestro congreso. Una prueba de este interés del Santo Padre es lo que dice en los números 71 a 75 de su Exhortación apostólica titulada La alegría del Evangelio.
Atendiendo a este hecho, el deseo de los arzobispos y obispos reunidos en Barcelona es que, acabadas las reuniones, podamos poner en manos del Papa las conclusiones de nuestros trabajos y escuchar sus orientaciones.
Podríamos decir que la Iglesia no lo tiene fácil en las grandes ciudades. Francisco habla de los "desafíos de las culturas urbanas" en el apartado que he citado de la Exhortación Evangelii gaudium. Sin embargo, la Iglesia no puede olvidar que las primeras comunidades cristianas fueron urbanas, nacidas en las grandes ciudades de aquel tiempo, y que sólo más tarde nacieron las comunidades cristianas en el mundo rural, los llamados pagus, donde fue más persistente el paganismo.
Podríamos decir que la Iglesia no lo tiene fácil en las grandes ciudades. Francisco habla de los "desafíos de las culturas urbanas" en el apartado que he citado de la Exhortación Evangelii gaudium. Sin embargo, la Iglesia no puede olvidar que las primeras comunidades cristianas fueron urbanas, nacidas en las grandes ciudades de aquel tiempo, y que sólo más tarde nacieron las comunidades cristianas en el mundo rural, los llamados pagus, donde fue más persistente el paganismo.
Si tengo que decir con qué propósito esperamos realizar esta iniciativa, no encuentro mejores palabras que estas del papa Francisco en la Exhortación mencionada (n. 71): "Necesitamos reconocer la ciudad desde una mirada contemplativa, esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas. Dios vive entre los ciudadanos promoviendo la solidaridad, la fraternidad, el deseo de bien, verdad y justicia. Esta presencia no debe ser fabricada, sino descubierta, aunque sea a tientas, de manera imprecisa y difusa".
† Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona