Somos pecadores - Domingo 30 de marzo de 2014



Los cristianos hablamos a menudo de la necesidad de convertirnos a Dios. El tiempo de Cuaresma es un tiempo propicio para la conversión y para prepararnos mejor a celebrar la Pascua. Somos pecadores. Nos esforzamos para alcanzar nuestro fin, nuestra felicidad, autodivinizándonos. De esta manera, como afirma el Concilio Vaticano II, "rompemos todo nuestro ordenamiento hacia nosotros mismos, hacia los demás y hacia todas las cosas creadas”.
Sin embargo, ser cristiano pide no permanecer sólo en la conciencia de que somos pecadores. En la oración del padrenuestro pedimos perdón a Dios por nuestros pecados, "así como nosotros perdonamos a nuestros hermanos". Pero, ¿cómo es que siempre, y hoy aún más, nos cuesta tanto acercarnos al sacramento de la penitencia para alcanzar la gracia de Dios y reconciliarnos con Él? Tenemos que renovar la conciencia de que Dios siempre perdona al pecador arrepentido.
En este tiempo de Cuaresma somos invitados tanto a reconocer que somos pecadores como a acoger el perdón de Dios. En este punto, me parece que todos debemos imitar la enseñanza y el ejemplo que nos da nuestro querido papa Francisco. "Muchas personas -nos ha recordado- quizá no entienden la dimensión eclesial del perdón, porque siempre domina el individualismo, el subjetivismo, y también nosotros los cristianos los sufrimos. Dios perdona a todo pecador arrepentido, personalmente; pero el cristiano está unido a Cristo y Cristo está unido a la Iglesia, y para nosotros, cristianos, hay un regalo más y un compromiso más: pasar humildemente a través del ministerio eclesial."
En su primera visita a la basílica de Santa María la Mayor, en Roma, al saludar a los confesores del templo les dijo: "Sed misericordiosos. ¡Esto es lo que los fieles necesitan!" Y en una de las audiencias generales, dejando de lado el discurso que tenía preparado, improvisó unas palabras sobre el sacramento de la reconciliación diciendo que "Dios siempre nos perdona; Dios no se cansa nunca de perdonar y nosotros no debemos cansarnos nunca de ir a pedirle perdón".
"El perdón de Dios -añadió- se nos da en la Iglesia, se nos transmite a través del ministerio de un hermano nuestro, el sacerdote, que es un hombre que, como nosotros, también tiene necesidad de la misericordia. Por ello, los sacerdotes deben confesarse, y también los obispos: todos somos pecadores." Y pasando al testimonio personal, Francisco dijo: "Incluso el Papa se confiesa cada quince días, ¡porque el Papa es también un pecador! El confesor escucha lo que yo le digo, me aconseja y me perdona, porque todos tenemos necesidad de este perdón."
  Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona